¡Felices Fiestas!
20 de diciembre de 2017
“La pobreza que Jesús practica de manera eminente en su nacimiento, debe comprometernos a amar mucho esta virtud; pues si nació en tal estado fue para hacérnosla amar.
No nos extrañemos, por lo tanto, cuando carezcamos de algo, incluso de lo
necesario, puesto que Jesús, al nacer, careció de todo.
Así hay que nacer a la vida espiritual: despojado y desnudo de todo. Y así como el Hijo de Dios quiso que la humanidad de que se revistió se hallase en tal estado, del mismo modo quiere también que nosotros nos pongamos en esa disposición, para que pueda Él tomar plena posesión de nuestro corazón”.
SJBS
MF 86 1,2